martes, 17 de febrero de 2015

MARIANNE PERONARD



1932: Nació en Valparaíso (Chile).
1956: Egresó de la carrera de Pedagogía en inglés en la Universidad de Chile.
1959: comenzó a trabajar como profesora de morfosintaxis del inglés en la Universidad Católica de Valparaíso. Junto con el profesor Luis Gómez Macker desarrolló importantes estudios en los campos de la psicolingüística y la sociolingüística. También estudió la realidad bilingue de la Isla de Pascua, y creó el Doctorado en Lingüística de la PUCV. En dicha universidad también se desmpeñó como miembro del Consejo Superior, vicedecano de la Facultad de Filosofía y Educación, directora del Instituto de Literatura y Ciencias del Lenguaje, y directora fundadora de la carrera de Periodismo.
1979: realizó un doctorado en filosofía con mención en filología romana de la Universidad de Chile.
1988: se vuelve miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua y miembro correspondiente de la Real Academia Española.
2002: fue galardonada con la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral, en calidad de Gran Comendador.

Sus obras

1978: Mente, lenguaje y cultura.
1997: Comprensión de textos escritos: de la teoría a la sala de clases; en coautoría con Luis Gómez Macker y Giovanni Parodi Sweis.
2005: El lenguaje humano. Léxico fundamental para la iniciación lingüística; en coautoría con Luis Gómez Macker.
2010: Saber leer; en coautoría con Romualdo Ibáñez y Giovanni Parodi Sweis.


Su enfoque sobre TICs y Educación

El avance de los medios tecnológicos y su incorporación efectiva a la educación es un hecho innegable. Las nuevas generaciones de estudiantes están cada vez más familiarizadas con ellos, especialmente con la computadora y los diversos programas que les permiten comunicarse y conseguir información de la más variada naturaleza. La conexión a internet, antiguamente solo al alcance de las personas con mejor situación económica, está cada día más cercana a un público mucho más amplio y más joven. Una serie de intercomunicadores como el messenger, los buscadores, con su modalidad intertextual y multimodal, acortan las distancias y ponen el mundo de la información al alcance de la mano de quien la busque y, sobre todo, de quien sepa cómo transformar esa enormidad de información en conocimiento útil para su desarrollo personal.

No basta con tener computadores, programas o conexión al satélite para sacar provecho de esta gigantesca fuente de información; es necesario desarrollar la capacidad para utilizarla, sin dejarse absorber por esta avalancha de datos. Es necesario saber seleccionar, comprender, integrar y asimilar la información adecuada para las necesidades e intereses de cada persona, para cada momento, para cada propósito. La difusión del uso de computadores, tanto en el hogar como en la escuela, es un fenómeno presente no solo en los países desarrollados sino también en los emergentes como Chile. Como consecuencia, a partir de la década de los ochenta, se ha iniciado una serie de investigaciones cuyo objetivo es tratar de verificar si esta cultura de la tecnología informática ha producido un cambio en el modo de procesar las experiencias de las nuevas generaciones. Algunos parecen ser optimistas al respecto; por ejemplo, Kerr y Symons (2006) afirman que existe suficiente evidencia como para sostener que el uso de la computadora en la escuela va acompañado de un aumento en el logro académico. 

Por otra parte, Moseley, Mearns y Tse (2001) advierten que, según Clark (1994: 22), no hay evidencia similar de que el alumno logre ganancias cognitivas con su uso. La hipótesis de Clark es que: “There is no single media attribute that serves a unique cognitive effect for some learning task…the attribute must be proxies for some other variable that are instrumental in learning gains”.

Marianne Peronard





Computadoras en el aula, ¿ayudan? - Marianne Peronard

Se han publicado numerosas posiciones acerca del uso de la computadora en clase, si se podría calificar como positivo o negativo, y cómo esto perjudica el aprendizaje de los alumnos. Por ejemplo, Marianne Peronard afirma que: “la más conocida de las funciones que puede realizar la computadora es la de guardar información para que el usuario la tenga, en grandes cantidades, al alcance de la mano.  Funciona como un  gran almacén que guarda la información que el escritor o  lector requieren  de modo  que este no necesita  activarla en su memoria de largo plazo para ser utilizada durante sus procesos cognitivos. Gracias a ello, disminuye el esfuerzo mental que significa evocar el conocimiento  y  el  estudiante  puede,  en  cambio, dedicarlo  a  integrar organizadamente la información nueva en sus esquemas mentales previos” (Peronard 2006, 88).
De acuerdo a Peronard, el uso de las computadoras no contribuye al desarrollo cognitivo: el estudiante tiene la información archivada en el disco duro y no trabajan la memoria para resolver operaciones.
Esta inmediatez en la obtención de información provoca que el estudiante no se comprometa con sus actividades áulicas, ya que él tiene en claro que, cuando finalice la clase, el docente le enviará el contenido a su computadora y, por esto, no es necesario que haya prestado atención a lo que le enseñaron de forma presencial.

Los ordenadores traen un problema aun mayor: la gran masa de información disponible en Internet. Esto sobrecarga al alumno, le genera confusión y da lugar a que no logre conformar una idea propia en relación a la temática que investiga.